miércoles, 27 de julio de 2011

Trozitos de 5 líneas.


Diana salió del médico con un gran sobre en la mano. Había preferido esperar a salir fuera y tranquilizarse para poder abrirlo. Los resultados de las pruebas que semanas antes se había hecho. ¿Tendría cáncer como su abuela? Se sentó en un banco bajo la atenta mirada de los árboles. Abrió el sobre en el cual ponía su nombre y sacó los papeles. Los leyó antentamente y entonces lloró, lloró como jamás lo había hecho, no lo podía creer... sacó su móvil y marcó un número pese a que sus ojos no la dejaban ver.

Sofía caminaba por la calle como una viandante más, pero en su interior un cúmulo de sentimientos se peleaban por salir. Aquella misma noche lo había decidido, no podía seguir viviendo cuando sabía que aquella persona no volvería, que todos los problemas irían a ella. Entro en el portal y subió al último piso. Se quitó los zapatos al entrar por la puerta, y el pañuelo voló de su cuello segundos después. Caminó hacia la barandilla, notó el sol en su cara. Miró la calle, la gente, los coches y... Sonrió.

David llegó a su coche maldiciendo a todo el mundo por el camino. Pataleó y abofeteó al aire durante un buen rato, también la pagó con su coche ¿qué más daba? todo acabaría pronto. Finalmente se calmó, entró y apoyó su codo en la ventanilla sosteniendo su cabeza en los nudillos de su violenta mano. Pensó, en todo lo que había hecho, en lo que había pasado. Abrió la guantera y sacó su vieja petaca y una pastilla azul. Puso la pastilla en su boca, y miró el techo de su coche. Abrió la petaca, una brisa entró por la ventanilla...

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