jueves, 7 de marzo de 2013

AGAIN.


Cuando era más pequeña ponía los brazos dentro de la camisa y decía a la gente que había perdido mis brazos. Solía resetear los videojuegos cuando sabía a ciencia cierta que iba a perder. Me iba a dormir con todos mis pequeños peluches para que ninguno de ellos se sintiera ofendido. Cuando me compraron el bolígrafo de seis colores también intenté apretarlos a todos a la vez. Me escondía detrás de las puertas para asustar a la gente pero acababa desistiendo porque nadie pasaba o porque tenía que ir al baño. Fingía estar dormida para que mi padre me llevara a la cama. Pensaba que la luna seguía a mi coche. Me quedaba fijamente mirando las gotas que caían en mi ventana y pensaba que hacían carreras. Creía que si me comía las semillas de las frutas crecería un árbol en mi estómago y podría morir.
¿Recuerdas cuando éramos niños y no podíamos esperar a crecer?
¿En qué estábamos pensando?

Ser mayor tan solo significa desear volver a ser pequeño.

Toma toda tu vida.
Cada emoción, cada sentimiento, todo aquello que has experimentado.
Ponlo a centrifugar,
separa la presión, la ansiedad y el estrés.
Deja que lo único que te quede en la vida sea
el optimismo, la esperanza, el amor y la pasión.