martes, 3 de septiembre de 2013

¿Qué, quién, cómo y por qué?

Sentía el aliento de los agentes de seguridad en la nuca, pero no podía permitirme dejar de correr, o sería mi ruina. Un solo paso hacia atrás para coger impulso si quiera hubiese significado mi perdición. Notaba los latidos de mi corazón en las orejas y el estómago en la boca. La cerré fuerte. Mi mochila se sujetaba a mi cuerpo ligeramente por los hombros, necesitaba conservarla pero mis manos estaban ocupadas intentando alcanzar algo que tenía enfrente de mí. Una luz, una bocanada de aire, un milagro, una esperanza, cualquier cosa. Sentía un dolor tan fuerte en las piernas que me sugestioné la mente para sentir que volaba. Pero no funcionó. Iba a desfallecer de un momento a otro. Tenía miedo. Había perdido completamente la cuenta del tiempo que llevaba corriendo. Ni si quiera recordaba el momento ni el motivo por el que había comenzado a correr. Quería girar la cabeza para comprobar la distancia que me separaba de esos dos gorilas, pero no podía permitir que me reconociesen. Desesperación. Las pisadas resonaban como mil centuriones furiosos a pesar de que ninguno de nosotros apoyaba los pies más de medio segundo.

De pronto una imagen totalmente innecesaria cruzó mi mente. Mi pequeño primo jugando con canicas en mi jardín. Pensé que mi cerebro estaba preparado para ir pasando las diapositivas de mi vida y solté un gemido de terror. Pero no fue así. Sin dejar de correr mis manos movieron la mochila hacia delante y la abrieron. Mis manos palparon la pequeña red que contenía aquellas esferas de colores y las solté a mi espalda. ¿Funcionaría? No estaba segura, pero la oscuridad obstaculizaba los reflejos y aquello fue suficiente. Un ruido sordo. Maldiciones. Ventaja. Mis manos siguieron hurgando en la mochila en busca de cualquier otra cosa que me proporcionase más margen. Fui deteniéndome poco a poco y me puse el pasamontañas. Tarde o temprano aparecerían entre la oscuridad del túnel y no podían verme. Sabía que él había metido una 9mm dentro de la mochila que tantas veces usé para ir a clase, pero yo no era así, ¿verdad?. Pero para entonces ya la tenía entre las manos y apuntando a las sombras. Los guardias aparecieron de entre las tinieblas, enrojecidos por la carrera y jadeando como los perros que eran.

-Bienvenidos a mi pesadilla.









domingo, 18 de agosto de 2013

INSOMNIA.

"Los ves llegar, tan jóvenes y fuertes, tan convencidos de que ellos serán diferentes, y más tarde los ves hundirse cada vez más en la porquería, igual que sus padres y abuelos. Lo que creo es que ella volverá con él, que él se portará bien durante un tiempo. Luego le volverá a pegar y ella se volverá a marchar. Es como una de esas estúpidas canciones country que hay en los tocadiscos de los restaurantes, y algunas personas tienen que escuchar una canción muchas, pero que muchas veces antes de decidir que no quieren escucharla más. Claro que ella es una chica muy inteligente. Creo que con una estrofa más ya tendrá suficiente."


lunes, 20 de mayo de 2013

R-Evolución.

Me gustaría hablar sobre un tema del que mucha gente habla y poca gente reflexiona. ¿Es posible hacer la revolución de una forma pacifista? Bien, bajo mi punto de vista no, no es posible. De hecho, la única revolución pacifista que podría llevarse a cabo es una huelga general indefinida, es decir, que un 95% de personas (por decir un porcentaje aproximado) no fuese a su lugar de trabajo y saliesen a la calle a protestar por cuyos derechos les están siendo arrebatados frente a sus narices, hasta que el gobierno nos escuchase. La ciudad quizá se volvería un caos, sí, pero ¿quién resistiría más? Realmente, ¿qué harían ellos sin nosotros? Los obreros pueden funcionar sin la empresa, pero la empresa no puede funcionar sin obreros.
Como decía, la huelga general indefinida es un hecho prácticamente imposible como ya se ha podido comprobar. Y, ¿qué absurdez es esa de hacer huelga un día y encima salir huyendo cuando ven aparecer a las “grandes fuerzas del estado”, las cuales deberían protegernos, y no dañarnos? ¿Por qué no les plantamos cara? “En una revolución se triunfa o se muere, si ésta es verdadera”, como diría Che Guevara. La clase media y baja, los obreros, los estudiantes, las mujeres, los inmigrantes, los médicos, los explotados en general; todos esos sectores de los cuales está abusando el gobierno sin ningún tipo de miramiento. Somos más que ellos y, realmente, tenemos la ciudad en nuestras manos. Solo nos hace falta darnos cuenta.



jueves, 11 de abril de 2013

Mitológico.

Pienso que... pienso que cuando todo se termina, cuando realmente te das cuenta de que todo se ha terminado, justo en el momento en el que tu cabeza ya lo ha asimilado pero tu corazón todavía alberga una mínima esperanza, todos los recuerdos vuelven en flashes. Es como un caleidoscopio de alusiones a su existencia, simplemente vuelve todo aquello, pero él nunca lo hace. Un capricho estúpido, doloroso pero necesario de la memoria cuya respuesta del cuerpo son las lágrimas.

Creo que una parte de mí supo, en el momento justo en que le vi, que esto pasaría. No fue algo que hiciese o dijese, era tan solo una sensación. Una sensación de mezcla de sentimientos que aturdía, pero que al mismo tiempo accionaba algún extraño mecanismo de mi cuerpo y desplegaba mi sonrisa. No sé si algún día podré volver a sentirlo de nuevo. Tampoco sé si debería.

Sabía que su mundo se movía demasiado rápido, que incluso quemaba, pero simplemente pensé: ¿Qué pierdo por divertirme un poco? Quizás él lo sabía cuando me vio. Sintió la inocencia en mis ojos, la saboreó en mi boca. Supongo que simplemente perdí el equilibrio. Cerré los ojos al mundo y me lancé al vacío. Como un suicidio en vida. Como un cáncer invisible.

Pero la peor parte de todo no fue perderle a él, fue perderme a mí misma.


jueves, 7 de marzo de 2013

AGAIN.


Cuando era más pequeña ponía los brazos dentro de la camisa y decía a la gente que había perdido mis brazos. Solía resetear los videojuegos cuando sabía a ciencia cierta que iba a perder. Me iba a dormir con todos mis pequeños peluches para que ninguno de ellos se sintiera ofendido. Cuando me compraron el bolígrafo de seis colores también intenté apretarlos a todos a la vez. Me escondía detrás de las puertas para asustar a la gente pero acababa desistiendo porque nadie pasaba o porque tenía que ir al baño. Fingía estar dormida para que mi padre me llevara a la cama. Pensaba que la luna seguía a mi coche. Me quedaba fijamente mirando las gotas que caían en mi ventana y pensaba que hacían carreras. Creía que si me comía las semillas de las frutas crecería un árbol en mi estómago y podría morir.
¿Recuerdas cuando éramos niños y no podíamos esperar a crecer?
¿En qué estábamos pensando?

Ser mayor tan solo significa desear volver a ser pequeño.

Toma toda tu vida.
Cada emoción, cada sentimiento, todo aquello que has experimentado.
Ponlo a centrifugar,
separa la presión, la ansiedad y el estrés.
Deja que lo único que te quede en la vida sea
el optimismo, la esperanza, el amor y la pasión.


jueves, 28 de febrero de 2013

Maldita depresión que me come desde dentro.

Ya no puedo más. No puedo más, en serio. Esta sensación es totalmente insoportable, creí haberme acostumbrado hace tiempo, pero estaba equivocada. Todo es una mierda. Comenzando por el puto sonido del despertador, puta canción que se me clava en la cabeza y me provoca un mal humor permanente, como si tuviese una mosca en la oreja todo el maldito día. No soporto que suene cada día a las 7, no puedo vivir un solo día más con esta sensación de abatimiento, que provoca que lo primero que piense al despertarme es cómo evitar tener que levantarme.
Y me resigno, me siento en la cama, miro a mi alrededor y no siento nada, no veo nada. Y sé a ciencia cierta que todas esas fotos colgadas me hicieron sonreír cada mañana una vez, ¿y ahora? Nada. Frío, un frío que se cuela hasta el tuétano, un frío constante, un frío que duele. ¿Dónde cojones están todos los demás sentimientos que yo solía tener? ¿Dónde está la sonrisa con la que me levantaba y me acostaba? ¿Dónde están las malditas ganas de vivir?
Luego el autobús. Asqueroso autobús lleno de asquerosos niños drogados por sus madres cada mañana, que chillan, que hablan, que dan golpes, que me miran y se ríen, ignorando que en mi mente les estoy matando lenta y dolorosamente. Y la monitora y el conductor, que se empeñan en darme los buenos días aunque mi cara parezca encenizada y dé miedo mirarme.
Pero llega el cigarrillo, quince minutos de agradable charla con personas que no volveré a ver dentro de unos meses, quince minutos de matarme poco a poco, quince minutos de abstracción. Quince. Maldito número que me ha llevado a la ruina. Maldito sentimiento de amor no compartido, malditas ganas de darlo todo aún no recibiendo nada a cambio, maldita sensación de que me utiliza, malditas drogas.
Y lo siento, lo siento por todas aquellas personas que se preocupan aunque intente con todas mis fuerzas fingir que todo va bien, lo siento por todas esas personas que me quieren y solo reciben de mí seriedad y frases cortas con punto y final, lo siento por sentirme tan sola aún estando rodeada, lo siento por no ver lo que tengo, lo siento a todas aquellas personas a las que he empujado, chillado o insultado por no tener un buen día.
Más tarde llego a casa y me encierro en la habitación. Una habitación verde con una improvisada cenefa roja, una habitación a la que una vez intenté darle vida pero que sigue sin transmitirme nada. Maldito lugar cerrado en el que me paso la vida, en el que lloro cada noche, en el que planeo mi suicidio y más tarde lo rechazo, en el que me fumo el estrés y aún así me persigue. Y veo los libros, y la lista de cosas que tengo que hacer, y el calendario de exámenes, y los post-its, y... y..., y vuelvo a llorar. Pero lloro en silencio y la rabia se me acumula en la garganta, quiero chillar pero no puedo, quiero destrozarme los nudillos contra la puerta pero me reprimo.
Notas bajas, becas que no me conceden por mi pésima capacidad, preguntas tontas, tiempo perdido, y los platos que se amontonan en el fregadero, y la cocina que está sucia, y los sábado limpiar los baños, y un padre que no hace nada, y una hermana que tampoco, y una madre harta de nosotros, y yo... que tan solo quiero desaparecer, que se acabe el mundo, que nos convirtamos en polvo, que este estrés me lo quiten de una hostia, que llegue la calma, que lleguen los suspiros, soltarlo todo.


domingo, 3 de febrero de 2013

Y otra vez vuelve esa sensación de inseguridad.

No sé si tendrá algo que ver que es Domingo, que mi calendario está lleno de exámenes, que me tiene que bajar la regla, o que simplemente estoy sensible hoy... pero aquí estoy, llorando como una posesa, en silencio, en medio de una habitación que no me transmite nada. Mirando su chaqueta colgada en mi silla y recordando la tarde de ayer.
Creo que jamás me había pasado esto. Nunca había tenido esta angustia dentro de mí. Ni si quiera sé cómo escribirlo. Maldita sea.

Tengo mucho miedo. Tengo tanto miedo que me falta el aire si lo pienso. No quiero que desaparezcas. No quiero dejar de escuchar esa risa tan graciosa que tanto me gusta imitar. No quiero que encuentres a otra, no quiero que cometas el mismo error que cometí yo, aunque gracias a él pudiéramos empezar esto. Sé que tú me entiendes.Quiero que seas solo mío, siempre. Quiero que sigas sonriéndome cuando me ves llegar, que me guiñes el ojo, que vengas hacia mí y me abraces; que me beses y me digas que lo hago bien; que me llames pequeña, cielo, amor, como tú quieras, pero que me pronuncies. Quiero que me cojas por la espalda y me repitas que estoy atada, que soy solo tuya. Me da igual que suene machista, incluso yendo en contra de mis principios. Si tú te vas desaparece parte de mi ser. Quiero que me protejas siempre.

Yo no tenía pensado enamorarme de ti, ya lo sabes. Me lo tomaba como un juego del cual saldría para volver a mi otra vida. Un simple pasatiempo. Pero ahora el juego es serio, y no quiero salir de él. No quiero perderte, no puedo permitírmelo. Quiero que me sigas llevando a otra realidad distinta solo con besarme; quiero que me hagas olvidar que todo fuera de aquí se está derrumbando; que sigas haciendo trampas para acabar como tú quieres; que me sigas haciendo promesas de un futuro juntos, un futuro mejor, un futuro feliz lejos de aquí.

Tú eres mi única droga.



miércoles, 23 de enero de 2013

Si te viera sonriendo de repente cualquier día, sería grande y sé que todo cambiaría.


A veces no nos damos cuenta de aquello que perdemos cuando damos prioridad a una persona, personas que evitan que aprendamos a vivir, que hacen que nos olvidemos de nosotros mismos y, al final, cuando todo se termina, deseamos morir porque nuestra vida se basaba en una monotonía dependiente, y acabamos destruidos.

Sé que cuesta dejar de sufrir, qué remedio, pero hay que darse cuenta de la gente que nos encarcela, que nos roba el corazón para llenarlo de mentiras, secretos y lágrimas. Te hace correr de su mano, dejando tus sueños atrás, junto con un montón de gente que, con el paso del tiempo, no vas a volver a ver. Nunca he logrado entenderlo, o quizás sí, pero a pesar de las palabras, los problemas, las discusiones y el distanciamiento, siempre estuve aquí. Porque es lo que tiene el amor, el mundo desaparece a tu alrededor, y tu cabeza solo tiene una palabra que se repite.

Si apuestas todo a un mismo número puedes llegar a perderlo todo. El amor propio es lo primero y más importante. Apuesta por ti, mírame a los ojos, tienes que salir y pelear. Habrá otros amores, más errores y más caídas, porque la vida pone obstáculos que hacen que maduremos y nos hagamos fuertes frente a todos.

Dejas de vivir, te limitas a envejecer sin más, no miras lo que has ganado y te centras en lo que has perdido. Dejas de ser feliz, siempre llorando y lamentándose por todo, sin ver que los demás se preocupan de verte así.
Da pena ¿sabes? Que el amor por otra persona acaba alejando y distanciando a personas que antes estaban unidas, pero una de ellas jamás la olvida, porque en realidad ha estado a su lado siempre. Gritándole en silencio que luche y salga de ese estado que no le hace bien, pero no encuentra manera.

Cariño, te quiero, quiero ayudarte aunque no se me dé bien, quiero verte feliz, quiero que sepas que SIEMPRE voy a estar contigo, que si lloras, sea en mi hombro, que jamás he dudado de ti, y que hay que empezar de cero, aprender de los errores. Te quiero y te voy a querer siempre, recuerda quién eres, que nadie te lo impida, eres ENORME, y no puedo pedir más.

¡BASTA DE LAMENTACIONES, TÚ NO ERES MENOS QUE EL RESTO!


Son tiempos difíciles.


Hoy llegué al bar y pedí una cerveza. Son tiempos difíciles. Hoy es uno de esos días donde las preguntas pasan por tu cabeza como aves emigrando a otro lugar. ¿Cómo cojones hemos llegado a esta situación? ¿Cómo hemos llegado a este punto donde cada cosa que hacemos forma parte de nuestra frustración?

Lo forzamos para que funcione. Son tiempos difíciles, pero las cosas no van así. Te echo de menos. Te necesito y tú no encuentras tiempo. Y aquí estoy, en medio de un caos donde el orden no tiene cabida, mirando fijamente como desaparece la espuma en mi vaso, deleitándome con el ligero movimiento de las burbujas amarillas.

Mi cuerpo grita pidiendo ayuda pero mi boca solo se entreabre para posar el vaso en mis labios. Lo hacemos lo mejor que podemos, lo sé. Son tiempos difíciles. Y así empieza el desastre, entre botellines que se amontonan en la mesa, entre cigarros que llenan el cenicero.

Vamos a sentarnos a hablar toda la noche. Estamos sonriendo pero los dos sabemos que estamos más cerca de llorar. Incluso después de todos estos años seguimos teniendo la sensación de que nos encontramos por primera vez. Son tiempos difíciles, somos completos desconocidos.

Cuando duele, cuando te levantas y te vuelven a empujar pero sigues luchando, en ese preciso momento, comprendes que la vida no te va a tender la mano, pero que siempre habrá otra persona que lo hará por ella. Y entonces te darás cuenta de quién es la persona que merece tu atención y tu aprecio, y quién ha llegado solo para ensuciarte aún más. Son tiempos difíciles… pero pasarán rápido si no sueltas mi mano.







miércoles, 16 de enero de 2013

El tiempo no espera a nadie.

Llega un día en que la mayoría de gente ve cómo está el panorama y se da cuenta de que no arruga los labios para darle un beso en la boca a un destino sonriente, sino porque la vida acaba de meterles en la boca una pastilla de sabor amargo.

VIVE RÁPIDO, MUERE JOVEN Y DEJA UN BONITO CADÁVER.


martes, 15 de enero de 2013

Els amants de la nit.

No hi havia a València dos amants com nosaltres.
Feroçment ens amàvem des del matí a la nit.
Tot ho recorde mentre vas estenent la roba.
Han passat anys, molts anys; han passat moltes coses.
De sobta encara em pren aquell vent o l'amor
i rodolem per terra entre abraços i besos.
No comprenem l'amor com un costum amable,
com un costum pacífic de compliment i teles.
Es desperta, de sobta, com un vell huracà,
i ens tomba en terra els dos, ens ajunta, ens empeny.
Jo desitjava, a voltes, un amor educat
i en marxa el tocadiscos, negligentment besant-te,
ara un muscle i després el peçó d'una orella.
El nostre amor és un amor brusc i salvatge,
i tenim l'enyorança amarga de la terra,
d'anar a rebolcons entre besos i arraps.
Què voleu que hi faça! Elemental, ja ho sé.
Ignorem el Petrarca i ignorem moltes coses.
Les Estances de Riba i les "Rimas" de Bécquer.
Després, tombats en terra de qualsevol manera,
comprenem que som bàrbars, i que això no deu ser,
que no estem en l'edat, i tot això i allò.

No hi havia a València dos amants com nosaltres,
car d'amants com nosaltres en són parits ben pocs.

                                                                                                  Vicent Andrés Estellés.


sábado, 5 de enero de 2013

Mierda.

¿Hace cuánto que no escribo algo? ¿Hace cuánto que no aparto la silla del escritorio haciéndola rodar mientras me siento riéndome sola? ¿Hace cuánto que no abro la libreta y dejo que el bolígrafo se mueva a su antojo por ella? La cuestión es... ¿Hace cuánto que no sonrío? ¿Hace cuánto tiempo que dejé que la angustia se apoderara de mí cada noche? ¿Cómo he llegado a este punto? Ya no lo recuerdo. 
Lo último que recuerdo es que tenía una vida maravillosa. Cada día me despertaba con ganas de comerme el mundo, con mil razones para vivir, con una sonrisa de oreja a oreja. Y aquel chico, aquel maravilloso chico que lo dio todo y más por mí, aquel chico que aparecía cada fin de semana en mi puerta, puntual, como un reloj, con los brazos abiertos y con un nuevo plan en mente. ¿Dónde quedó todo aquello? 

Soy estúpida. Jamás me conformo con lo que tengo, siempre quiero más y más, todo en exceso, todo para mí. Maldita egoísta. No me dí cuenta de lo que tenía, no me dí cuenta que iba de cabeza hacia un mundo de mierda, alcohol y gente inmadura ¿Por qué tuve que aceptar aquel encargo? ¿Por qué no aprendo de una JODIDA vez a decir que no? Errores, mi vida se basa en ir cometiendo errores, en ir tanteando el terreno, creer que está todo bajo control y quedar como una tonta siempre. En confiar en la gente que más tarde me apuñalará por la espalda, en reír con las personas que me harán llorar y hacer llorar a las personas que tan solo intentan hacerme reír. Todo lo hago mal. Voy por la vida con actitud segura, con una sonrisa falsa e intentando hacer creer que todo va bien. Mintiendo. Me paso la vida mintiendo. Manipulando. 

Me han jodido tantas veces que ya no consigo distinguir a las personas. Ya no sé en quién confiar y en quien no, ya no sé de quién enamorarme y de quién no, ya no sé a quién contar mis temores y mis dudas y a quién no... Así que he dejado de confiar, de enamorarme y de hablar de mis asuntos. Trato a todas las personas como si fuesen a joderme, siempre a la defensiva, siempre alerta. Voy por la vida fingiendo que no tengo sentimientos, que soy más dura que una roca y que nadie puede conmigo. Ojalá. 

¿Pero sabes qué? Que estoy hasta los cojones. Que no me da la gana que por culpa de los cuatro subnormales de turno tenga que pasarme las noches llorando, repitiéndome una y otra vez que es culpa mía. 
NO, NO, NO, NO Y NO.
Mi familia, mi mejor amiga y mis estudios. Esa es y será mi única preocupación a partir de hoy. No más lágrimas, no más sangre, no más auto-insultos. Si queréis destruirme lo vais a tener muy difícil. Soy como soy y no voy a cambiar por NADIE. Pienso ir con la cabeza bien alta, vistiendo una gran sonrisa y sin preocuparme por nada.


NADIE PUEDE HACERME DAÑO.