martes, 13 de noviembre de 2012

No me despiertes de este sueño. No dejes que la luz entre por la ventana y penetre en mis ojos obligándome a abrirlos. Porque sé, que si lo hago, descubriré que no estás. Café sin cafeína en mi vaso. Paso tantas horas soñando contigo que ya no distingo la realidad, no sé si de verdad nos mojamos aquel día de lluvia, o si tan solo eres una broma fabricada por mi cabeza. No dejes que tu voz se escape de mi campo auditivo. No dejes que la música de fondo nos abandone. Y tu boca... no separes tu boca ni un milímetro de la mía, quiero sentir tu aliento a cada minuto. No me despiertes de este sueño, por favor. Solo aquí estoy realmente cómoda, solo aquí he olvidado lo que significa estar triste. Sonrisa permanente, risa constante.






…y de pronto me descubrí allí, mirándote por encima de las olas, observando a la perfección imperfecta en persona, paralizada, feliz. Tú hablabas y yo solo veía tus labios moviéndose al ritmo de una rítmica melodía, como en las películas. Mariposas en el estómago.