miércoles, 13 de enero de 2016

Cóctel molotov.

En algún lugar en la oscuridad un perro ladró. Me asusté, suspiré, y seguí caminando, como siempre hago. Justo cuando parecía que mis ojos empezaban a acostumbrarse a la falta de luz, algo dentro de mi cabeza volvía a apagar las luces. Caminaba a tientas, pero tranquila, procurando levantar bien los pies para no tropezar con ninguna de las piedras del camino, aunque pese a eso seguía topándome con alguna que otra roca un poco más grande de lo normal. La música sonaba en mis oídos, eterna compañera, silenciadora de problemas. Ni si quiera tenía claro ya hacia dónde me dirigía, cuál era mi dirección, ni mi destino; pero necesitaba seguir caminando, la soledad era la única que podía despejar mi cabeza, mis pensamientos, mi locura. Una locura que deseaba ser compartida, una locura demasiado pesada como para ser transportada por un solo cuerpo. Cada vez que una canción terminaba el miedo me invadía, me sentía sola y mi corazón latía más rápido de lo normal hasta que una nueva melodía comenzaba a escucharse por los auriculares. Era un tiempo efímero que me tentaba a mirar hacia atrás, para cerciorarme de que nadie me seguía. Quizá tan solo eran tres segundos de temor, tres simples segundos, qué tontería, ¿verdad? Qué lento pasa el tiempo cuando caminas a ciegas. Otra canción sonaba, pues, otra canción cargada de recuerdos, buenos y malos, que me transportaban a otro lugar, en otro tiempo; y volvía a encontrar el valor para seguir caminando, sin pensar en nada más, sin detenerme a cuestionar mis decisiones, ni a plantearme mi final. Al fin y al cabo, todo el mundo, inevitablemente, tenemos un destino prefijado. 
"En algunas ocasiones él le decía que se adelantara y lo esperara; pero nunca llegaba."

miércoles, 6 de enero de 2016

A SANGRE FRÍA.

- Tengo mucho miedo, Myrt.
- ¿De qué? Cuando te llega el momento, te llega. Y no te van a salvar las lágrimas. Cuando murió Homer gasté todo el miedo que llevaba dentro y todo el dolor también. Si anda alguien por ahí con ganas de cortarme el cuello, le deseo mucha suerte. ¿Qué más da? En la eternidad todo es lo mismo. Porque recuerda esto: Si un pájaro llevara la arena, grano a grano, de uno a otro lado del océano, cuando la hubiera transportado toda, habría llegado solo al principio de la eternidad. Así que suénate.