sábado, 5 de diciembre de 2020

MI VIDA DESDE QUE TE FUISTE.

Mi vida desde que corté con él no ha sido tan caótica como en otras rupturas. Después de llorar, ayunar y trasnochar, decidí apuntarme al gimnasio. Al fin y al cabo, era la única cosa que me quedaba por probar. Y funcionó. De repente vi la luz. Todo era perfecto. Viajé, hice rutas de montaña, fui feliz y positiva. Proyecté.

Pero al final, estas cosas no duran mucho en una persona como yo, y pronto me faltó algo. Cariño. Otra vez el puto cariño. Una necesidad de la que parece que no me podré deshacer nunca. Y luché. Luché contra mí misma, repitiéndome que no, que yo sola contra el mundo.

Y entonces llegó él. Entró sin hacer ruido, sin esperarlo y sin llamarlo. Nunca me olvidaré de lo nerviosa que me ponía que me mirara. Lo bien que me hizo sentir. Lo a gusto que nos reíamos. Los besos infinitos. Mi cara de idiota.

No pudo ser. La lucha dentro de mí seguía activa, y me fui. Y volví, creyendo que estaba todo bien. Pero me quiero volver a ir.  

Tengo ganas de ilusionarme otra vez, pero si algo he aprendido en este tiempo de autoexploración y autoconocimiento, es que hasta que no estás a gusto contigo misma, hasta que tu única y simple compañía te parece suficiente, no llega todo lo demás. Y lo acabas buscando, en cualquier cara, en cualquier cuerpo y en cualquier mente. Nunca sale bien. Y te frustras. Y no es que no esté hecha para esto como muchas veces acabo pensando tras cada fracaso, sino que todavía no es el momento. Me queda mucho por aprender, por aprenderme, por construirme y deconstruirme.

No tienes que sentirte culpable porque no salga bien. Porque no fluya. Porque quieras irte. Tan solo deja de buscar, por favor. Vuelve a proyectar. Desahógate, deja de fingir que estás bien. Deja de maquillar tus días. Vete de una puñetera vez.

sábado, 5 de septiembre de 2020

Y SI, Y SI, Y SI.

 

¿Y si es una señal? ¿Y si en realidad la vida le puso en mi camino para cumplir alguna función? Saber que el amor no es perfecto, que las películas nos han comido la cabeza, que pedimos demasiado, que buscamos más de lo que somos nosotros mismos. Que resultó salir rana el príncipe azul.

Pero… ¿y si es otro tipo de señal? Que no hay nadie para mí.

domingo, 19 de julio de 2020

He vuelto a ir.


He vuelto a ir.
Y, dios, cómo me gustaría que lo supieras. Cómo me gustaría que supieras que todavía me acuerdo de ti. Cómo me gustaría que vieras cuánto he crecido, que sigo amando esa tierra, que cumplí mis promesas.

He vuelto a ir.
Y a cada paso miraba hacia cada rincón, esperando verte, esperando que me vieras, y que me reconocieras, porque una mirada no se olvida, una risa, un temblor. Pero no ocurrió.

Y he vuelto a ir, he vuelto a recordar, a crear nuevos recuerdos, a sentir la magia de aquel lugar, a pasear de noche, esta vez sola.

Pero tuve que volver de allí. Y lloré en el aeropuerto. Lloré porque he vuelto a ir, y tampoco esta vez nos hemos cruzado. 

Así que, volveré en un par de semanas. Espero encontrarte.

YRS.

sábado, 25 de enero de 2020

Que alguien me ayude.

La asfixió como a la colilla de un cigarro.
La asfixió hasta que ya no pudo más.
Y su alma, como el humo, escapó hacia donde sea que escapan las almas.
Despacio. Etéreas.
Y así, sin alma, volvió a levantarse.
Y ya de pie, volvió a caminar.
Volvió a prenderse.
Aprendió.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

Cómo te gusta hacerte la tonta.

Mi madre siempre solía decirme: Cómo te gusta hacerte la tonta.
Y recuerdo discutírselo, quedarme en silencio, algunos minutos, pensando en por qué me diría eso. ¡Si yo no me estaba haciendo la tonta!

Pero... ¿sabes? Ahora sí.
Me hago la tonta.
Porque siempre es mucho mejor que piensen que no te enteras. Que lo tienen todo bajo control. Pero  es que yo sé muchas cosas que tú no sabes que sé. Y aunque yo tengo mi corazón en calma, te voy a dejar ser feliz. Y yo voy a ser feliz. Te lo prometo. 

Pero, cariño. Me estoy haciendo la tonta.

Y... créeme, se me da de maravilla.