miércoles, 26 de octubre de 2011

Siempre es un sí que no acaba nunca.

No tenemos los mismos ojos; ella, de un color azul indescriptible, grandes, preciosos. Yo, acostumbrada a decir que son color nocilla, de tanto que como. No tenemos la misma nariz; su nariz tiene millones de diminutas y claras pequitas, que hacen que parezca inocente, amable. Mi nariz es grande, o así la veo yo, con una pequita casi en la punta, dicen que es adorable, pero yo la odio ¿qué pinta ahí? No tenemos la misma boca; sus labios son finos, de un rosa claro, casi color chicle, y sus dientes son perfectos, fruto de una ortodoncia pasada. Mis labios son uniformes, de un color rosa 205, como la barra de labios, y mis dientes imperfectos, aunque mi ortodoncia llegará pronto. No tenemos la misma forma de la cara, ni el mismo pelo, tampoco tenemos la misma sangre y nuestros gustos y aficiones son diferentes. Pero lo que tengo claro es que compartimos un mismo sentimiento y un mismo tatuaje, símbolo de nuestra infinita amistad. Ella es mi MA, la cual primero fue compañera de guardería, infantil y parte de primaria, también ha sido parte de mis viajes, de mis risas, de mis llantos, compañera de todas y cada una de mis tardes, de mis recuerdos, de mis secretos, de mis fotos, de mis descubrimientos. Así que no busquéis la mejor amiga ideal, la tengo yo.

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