lunes, 9 de mayo de 2011

Deshojando margaritas.


Por fin llegó la noche . Se ató las zapatillas bien fuerte por si había que correr, cogió la pequeña mochila con sprays y se dirigió al lugar donde habían acordado. Tuvo que andar bastante rápido, llegaba tarde. Allí estaba él, esperándola a la vez que miraba su reloj impaciente. Ella se paró un instante para observarlo desde la cera de enfrente. Pero no se paró porque su cabeza lo dijese. No, su corazón lo pedía a gritos. Era realmente guapo, el prototipo de chico que ella siempre había buscado. No lo había dicho, pero le ponía bastante. Él levantó la cabeza y la vio.

-¿Qué haces? No hay tiempo que perder.

Juntos se dirigieron a la gran pancarta. Esa que días atrás ella había visto y le había venido una gran idea a la mente. Solo por verle, por parecerle interesante, para que se fijase en ella...
Colocaron la escalera y ella subió. Su trazó era firme y decidido.

-Todo el mundo lo verá mañana, y haremos historia -dijo él cuando bajó. Sonrieron.

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