jueves, 19 de mayo de 2011

Come on.


Ven. Siéntate aquí conmigo; no ahí, junto a mi. Escucha un momento lo que tengo que revelarte. Mira a los ojos que delineé para hechizarte, quédate viéndolos. Después dejame poner mi mano en tu pecho, con una risa coqueta ; no, no en tus hombros como tu amiga, sino en tu pecho, haciéndote sentir. Dejame acercarme más, dejame deslizar mi peso hasta que mis labios casi rocen tus oídos, deja que la humedad y el cosquilleo de mis palabras te penetren la cabeza. Permite que después de decirte lo que quieras escuchar, permite que me ahogue en tu cuello. Permite que lo descubra, que lo pruebe y lo sienta, que lama tu calor, chupe tu sudor ardiente y bese tus deseos.
Cuando haya incendiado tu temperatura, deja que me sienta a piernas abiertas encima de ti, viéndote la cara. Disculpa el peso, me he alimentado de inseguridad, pero hoy no estoy para dudas. Ahí, justamente frente a frente, deja que te lama la boca y la nariz como vi en una película, o que recorra tus labios con mi lengua como lo vi en una revista. No, no te emociones que todavía me toca mucho por mostrarte.
Estoy arriba tuyo, muéstrame tu cara si te deleito. Dejame moverme, dejame llenar en tu piel la estela de mi sensualidad y feminidad. Si, ya no estoy siendo delicada, ya te agarre del pelo con violencia, ya necesito que me dejes morderte. Ya suelta tus manos, ya recórreme. Deja la distancia, húndete en mi pecho y en mi escote, para algo estaba ahí estaba invitándote. Respira mi perfume, llévame al éxtasis y besame completa.
Toma cartas en el asunto, túmbame de encima y móntate tú. Muéstrame como pretendes que no te olvide. Te desnudo y deseo ser parte de tu abdomen, de tu fuerza y virilidad, deseo que me hagas gritar tu nombre. Te quito de encima, para lamerte completo, para quitarte esos blue jeans rasgados y quitarme todo desde arriba, para que me admires y desees más. Ahora solo para mi, te rasgaré las entradas, te desgarraré el pelo, te obligaré a agarrar aire; te tiraré contra la cama, la ducha, el piso, te haré daño nada más para volverte a tener.
Finalmente, deshazte de las sábanas, agárrame completa y nada más por mis caderas, no te detengas. Quiero estar dentro tuyo, de a poco, para sentirlo acrecentarse a la medida que te unas a mi. Nunca despegues tu mirada de la mía, obligame a chillar y a gritar, obligame a agarrarme de algo, sujeta mi pelo y empápame de sudor. Cada vez que ruegue por más, no dudes, hazme que el dolor se transforme en placer. Inúndame el cuerpo ti, muéstrame lo que puedes hacer, sujétame y dejame sin aliento.

1 comentario:

  1. oír esto de una mujer tan hermosa hace que se le levante incluso a los muertos

    ResponderEliminar